El amor como la gran utopía que mantiene la esperanza

Entre los 100 días del gobierno y el asesinato de mujeres.

 

 

Alicia Hernández*

Según el observatorio de violencia de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA) y tomando como fuente datos de la Policía Nacional Civil (PNC);  de enero a mayo se registraron 123 feminicidios.1 Mientras de enero a julio fueron 173 feminicidios según datos brindados por diferentes redes y colectivos de organizaciones sociales entre las cuales está la Red Feminista frente a la Violencia contra las Mujeres (RED FEM)2.

El feminicidio tiene características particulares ya que en la mayoría de los casos la mujer es asesinada por aquellas personas que les juraron amor para siempre, o creyeron como dice la canción que el amor es una magia, cuando en realidad podríamos decir que todas fueron asesinadas por un sistema que a subordinado a las mujeres en relación al  hombre, por  un mundo androcéntrico donde la misoginia romántica ha enseñado a callar, a esperar, a creer, y para ello se ha valido de frases, prohibiciones, canciones, poemas ;  “Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto”. Si esas mujeres vivieron la utopía del  día a día esperaron ver al hombre de sus sueños convertido en príncipe salvador, así vivimos las y los salvadoreños esperando que el gobierno de Salvador promueva cambios estructurales, donde los problemas sean entendidos desde su multicausalidad y queremos una sociedad donde no haya de 13 a 15 muertos al día y donde crece el egoísmo y se da gracias a Dios por no ser un ser querido al que le llego de manera rápida y dolora la muerte.

El Salvador se ha convertido en un neumático que cada día  se aferra a  la vida, se llora un día por una bebe de 5 meses que murió por los golpes causados por  su padre, que por tener conflictos con su madre la mata; o por la mujer que tuvo una muerte lenta y dolorosa por haber sido quemada por su compañero de vida, o la joven que fue asesinada por su pareja y enterrada en patio de su casa,  se da gracias a Dios por no ser parte de la noticia; y seguimos ignorando el problema diciendo que “bobas son las mujeres que no los dejan”; pero en las casas, las iglesias, en las escuelas,  se promueve el sometimiento; en  el entorno  abunda los ejemplos de que gana quien tiene el poder, no se comprende que somos una sociedad enferma que necesita cambiar patrones y empezar a llamar las cosas por su nombre y decir que el machismo ha marcado la vida de hombre y mujeres y que el sueño del príncipe se convierte en la gran utopía irreal a la que se aspira y que en la lucha por conseguirlo muchas mujeres sufren todo tipo de violencia en todas sus  modalidades: comunitaria, institucional y laboral; mientras el gobierno de turno con su promesa del “buen vivir” afirma  que promoverá una vida libre de violencia para las mujeres, pero de los 123 casos que reporta ORMUSA solo uno de los victimarios ha sido capturado. La ley Especial para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres; podría ser  una ley de vanguardia, envidiable ante otros países hermanos; pero carece de suficiente divulgación y sobre todo de recursos para trabajar la prevención.

En el discurso presidencial de los 100 días del actual gobierno, se dijo que las mujeres ocupan un lugar importante y que desde el Programa Ciudad Mujer se les ha dado oportunidad de mejorar la calidad de vida a muchas mujeres, seguro que es así; pero no es suficiente, es necesario afrontar las construcciones sociales que promueven la desigualdad; lo cual pasa por tener un Estado laico que respete el cuerpo de las mujeres y de aquellos grupos que defienden sus derechos; pero que encuentran resistencia en una sociedad conservadora y dueña del poder que tiene en el gobierno, el aliado perfecto para mantener sometida a buena parte de la sociedad.

Se debe dar pasos grandes, visibles como el que dará la Real Academia de Lenguaje que incluirá en su edición número 23, que saldrá a finales del presente año la palabra feminicidio  “asesinato de una mujer por razón de género”,  reconociendo con ello que en el mundo ya no se puede llamar de otra forma la muerte de las mujeres en manos de aquellos que las han cosificado o puestas en un “pedestal sublime”, donde son adoradas siempre y cuando cumplan con los roles establecidos o por el contrario, las queman si salen de él.  

También debemos practicar la solidaridad con todas las mujeres, especialmente con aquellas que deciden dejar de creer en príncipe azul y trabajan por obtener autonomía económica y emocional, debemos promover en las y los estudiantes que todos los fines de semana vienen desde lejos de la capital, a estudiar y saber que el conocimiento es poder y que cuando el gobierno de turno decida apostar a una sociedad diferente, ello/as estarán listo para afrontar los desafíos de una sociedad que los ha invisibilizado.

Pero sobre todas las cosas, hay que exigir al gobierno que la promesa del buen vivir deje de ser una utopía  ilusoria para las grandes mayorías y real para un reducido número de personas. Mantendremos la esperanza solo si se dan señales claras de cambio.

* Docente de Trabajo Social de la Universidad Luterana Salvadoreña.

Webgrafía:

http://www.presidencia.gob.sv/wpcontent/uploads/2014/09/Discurso_presidente_100_dias_web.pdf

http://fuentesfidedignas.com.mx/portal2014/index.php?option=com_content&view=article&id=18596:femenicidionueva751451&catid=29:noticias-general&Itemid=409

http://observatoriodeviolencia.ormusa.org/feminicidios.

http://www.observatoriodeseguridadciudadanadelasmujeres.org/nuevo/Comunicado_sobre_la_Trata,080914.pdf

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