Elecciones y temas pendientes
Armando Briñis Zambrano*
Enumerar algunos de estos temas e insistir en ellos, dejando a un lado un debate electoral que se centra cada vez más en promesas, feas acusaciones, insultos hirientes y aspectos coyunturales, es imprescindible para que en este marco electoral podamos tratar los temas claves de El Salvador.
La principal tarea parte del objetivo general basado en el logro de una democracia participativa y una sociedad más justa donde se enfoquen los problemas de las comunidades y los núcleos mayoritarios y más desprotegidos de la población. Hay que ir a las causas y a las raíces de los problemas para hallar las claves de sus soluciones efectivas y esto pasa porque no es posible el mantenimiento de un sistema capitalista dependiente de los servicios, de políticas entreguistas, antinacionales y neoliberales.
De este objetivo general se desprenden objetivos específicos. La educación es uno de los más importantes de estos. En esta sociedad del conocimiento en que vivimos, la marginación y la exclusión que produce la falta de estudio básico engendra irremediablemente crisis sociales, tensiones y división social. La violencia que tanto nos preocupa, solo será reducida a términos cuando logremos universalizar la educación. Sin una educación de calidad y universal desde los cinco años como mínimo y hasta el bachillerato, El Salvador no sale de sus acuciantes problemas.
El trabajo con salario digno es otro tema fundamental. Con casi la mitad de la población trabajando en la informalidad, con unos salarios mínimos que son salarios de hambre y miseria, y sin que las instituciones de protección social cubran adecuadamente a todos los trabajadores del país, no podemos aspirar al desarrollo. Las terribles diferencias entre salarios urbanos y agropecuarios en la ley de salario mínimo, muestra una pésima valoración del trabajo humano en el campo. La desigualdad, que es otro de los graves problemas del país, solo se irá reduciendo cuando seamos capaces de comprender que la educación y el salario digno son dos elementos absoluta e imprescindiblemente unidos al desarrollo en justicia, equidad y paz.
La corrupción continúa siendo un tema primordial. Sin duda será tocada en el debate electoral dado la generalización de la misma aun en un gobierno que se dice llamar de izquierda, pero que no ha mostrado un afán serio de erradicarla. Hasta que los funcionarios públicos o sus empresas no pueden hacer negocios con instituciones del Estado, difícilmente terminaremos con la corrupción. No solo el enriquecimiento de los cargos públicos debe ser fiscalizado, así como el de sus familias y empresas, el empleo público dado a familiares de altos cargos administrativos debe ser observado con estrecho lente. Los regalos o favores de empresarios a representantes de la ley y la administración debe ser motivo de destitución inmediata. La ley de acceso a la información pública tiene que observarse con radicalidad, sin acudir a estratagemas de supuesta seguridad y debe ser para todos por igual.
La participación igualitaria de género en la vida social, laboral y política es nuevamente un paso indispensable hacia el desarrollo. No podemos hacer distinciones laborales, de servicios o de prestaciones económicas basándonos en las diferencias de género, en el tipo de trabajo o en la cotización o no cotización de los trabajadores.
Avanzar hacia la justicia social, o el paradigma de una sociedad más justa, equitativa e igualitaria llámese como se llame, es indispensable para vencer el subdesarrollo, la desigualdad hiriente entre los que tienen todo y los que no tienen casi nada, e incluso el clima de violencia que tanto nos abate. Después y no menos importantes, vendrán otras cosas, también importantes, como el mejoramiento de la policía, saneamiento de nuestras instituciones, igualdad de oportunidades y leyes adecuadas.
Lidiar con lo prioritario es indispensable para el futuro del país o para qué seguimos cada dos años y medio haciendo elecciones que no resuelven nada.
*Investigador y Catedrático de la ULS