Cuando la educación ha devenido en actividad comercial

Rubén Fúnez*

De acuerdo a lo publicado en el sitio Webometric, que se basa en un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en España, un diario salvadoreño ha dicho que las “universidades salvadoreñas están rezagadas en CA” y que en dicho ranking la Universidad Luterana Salvadoreña se encuentra entre las siete mejores universidades salvadoreñas. Y es acerca de estos dos datos sobre los que quiero reflexionar.

Lo primero en lo que debemos detenernos es justamente en la preocupación que les ha generado la situación de la educación superior salvadoreña. ¿Qué podemos decir del juicio emitido? Es probable que entre tanto especialista que se gana la vida, y muchos se la ganan muy bien haciendo consultorías, ya exista alguna investigación que asuma, académicamente, el enorme reto de abordar el fenómeno al que actualmente asistimos: la educación superior no sólo está privatizada, sino que ha devenido en una lucrativa actividad comercial.

Las universidades salvadoreñas también pueden clasificarse de acuerdo a los accionistas que las soportan económicamente. Recurriendo a este criterio se descubre que a nivel de la formación superior universitaria, las clases poderosas de este país también se han podido distribuir a las universidades que, al menos al interior del país, han adquirido cierta notoriedad, algunas por su tradición, algunas otras por el tipo de alumnos que educa y otras, en fin, por ser gestionadas por profesionales que se han ganado la confianza de más de algún poderoso en este país.

Es decir, lo que distingue a las universidades no es necesariamente la calidad de educación que ofrecen, que ya dijimos que esto está seriamente cuestionado, sino que las distingue el origen del capital que las sustenta. Como empresas han sido un éxito, si en lugar de enjuiciar la calidad de educación se enjuiciara lo bien que les va como empresa, ocuparían el lugar que ocupa Harvard en la actual medición.

Entonces, podemos establecer como mera hipótesis de trabajo que algo tendrá que influir en la calidad de la educación el que las empresas estén deviniendo en universidades.

Pero bueno, este sólo era el primer punto, lo otro que nos llama la atención es que la Universidad Luterana Salvadoreña se encuentra entre las siete mejores universidades de este país; y este dato si que es sorprendente y lo es precisamente porque la ULS, no cuenta ni con la inversión privada de la que pueden hacer gala otras universidades, ni con las instalaciones con las que cuentan otras universidades, ni con el numero de estudiantes con el que cuentan otras universidades. Sin embargo, y hay que decirlo con claridad, probablemente sea la única universidad que ha entendido con más precisión su proyección social.

El gran reto que tiene la ULS planteado al ocupar esta posición en el ranking en cuestión, es no sólo que “explote”, sino también que “implosione”. Es decir, que se realice proyección social en la investigación de la universidad. Por lo tanto, que continué potenciando la investigación en todas sus áreas, tanto en las investigaciones de cátedra cómo en la investigación institucional. Como es bien sabido no son los departamentos los que investigan, sino que quien investiga es la universidad, esto quiere decir, en una primerísima aproximación, que hay claridad respecto a  cuáles son los ejes que van a orientar la investigación. La proyección social tiene que permear la gestión, y la gestión en la universidad tiene que ir orientada primariamente a la calidad de la educación; tenemos que pensar con seriedad el tipo de profesional que estamos ofreciéndole a la sociedad. La meta tiene que ser, llegar a una situación en la que decir que se es graduado de la ULS, sea un elemento de peso a la hora de buscar trabajo. Y esto también se logra teniendo una gestión, como le gusta decir a un buen amigo mío, de primer nivel. Necesitamos seguir potenciando la calidad en la gestión.

Es decir, que la Webometric diga que la ULS se encuentra entre las primeras siete universidades tiene que convertirse en un reto que cualifique tanto la proyección social, la investigación, como la formación.

Siendo conscientes que el camino es largo y tortuoso, estamos entre las siete menos malas, del grupo de las malas y esto hay que decirlo con humildad.

En todo caso, esta aproximación quiere decir dos cosas: que estamos alegres de figurar entre las mejores universidades de este país, y que es necesario comenzar a pensar las causas de la situación tan deplorable de la educación superior de este país.

* Docente e investigador de la Universidad Luterana Salvadoreña

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