Una visita aleccionadora

Embajadora de Cuba en El Salvador, Iliana Fonseca y Rector de la ULS, Fidel Nieto.

Deysi Cheyne

En el marco de la realización de la CATEDRA DE LA REALIDAD NACIONAL de la ULS,  el pasado 6 de octubre, se contó con la presencia y participación de la Embajadora de la República de Cuba en nuestro país, la Sra. Iliana Fonseca Lorente, acompañada de otros funcionarios/as de la embajada, con el propósito de compartirnos a docentes y estudiantes de la universidad, los impactos sociales, económicos y políticos que durante más de medio siglo ha generado el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba.

El Rector de la ULS, el Lic. Fidel Nieto, dio la bienvenida a las y los visitantes, destacando como “privilegio para la comunidad universitaria” el hecho de tener esta oportunidad para conocer de primera mano la situación actual de Cuba, especialmente en los momentos en que se está llevando a cabo la normalización de relaciones entre este país y los Estados Unidos, responsable del bloqueo contra el pueblo cubano. Como parte de esta “normalización”, en julio pasado se reabrieron las embajadas de ambos países, con lo cual también se han restablecido las relaciones diplomáticas interrumpidas desde 1961, y se esperaría que en las  próximas semanas, cuando Cuba someta a consideración de las Naciones Unidas la resolución que presenta cada año para que la comunidad internacional condene el embargo, Estados Unidos se vea obligado a abstenerse en esta votación.

En su exposición, la Sra. Embajadora  mostró con cifras contundentes el costo millonario que ha significado para Cuba el bloqueo: 116 mil, 800 millones de dólares, además de las perdidas millonarias en sus transacciones comerciales con otros países, quienes son multados por los Estados Unidos por no acatar la prohibición de no comerciar con Cuba. Desde el 2014, las multas impuestas por EEUU a entidades que se empeñan en mantener relaciones con Cuba ascienden a 11 mil 500 millones de dolares.

Detrás de estas fría cifras, hay que tomar conciencia de lo que significan para este país, su gobierno y su pueblo. El impacto desde la perspectiva de los derechos económicos y sociales es incalculable, y un análisis de género, obligado, nos puede dar indicios de lo que ha impactado en la vida de las mujeres cubanas, tomando en cuenta el papel que ellas juegan en el sostenimiento de la reproducción de la vida de sus familias y hogares. Si bien el Estado cubano se ha caracterizado por darle una prioridad exclusiva a garantizar los derechos fundamentales de su población: salud, educación, trabajo, vivienda, – algo constatado por organismos internacionales en muchas ocasiones -, es claro que el bloqueo ha causado un daño enorme en su pleno cumplimiento. El no poder contar con medicamentos idóneos que solo se consiguen en el mercado externo, equipos y material hospitalario, o las carencias en insumos escolares y materiales que afectan el proceso de aprendizaje, la investigación y el trabajo científico de estudiantes y profesores, en general, representa una violación directa al bienestar de toda la población. Un impacto directo, sin duda, en las mujeres está relacionado con la alimentación por la escasez y el alto costo de los alimentos importados.

El hecho de que Cuba, a pesar de estas enormes limitaciones durante más de 50 años, sea el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil severa, dice mucho del esfuerzo que hacen las mujeres cubanas, siendo que ellas siguen estando al frente de este elemento vital para la familia. El bloqueo, tal como fue magistralmente descrito por la embajadora es infame y oprobioso, y por lo mismo, resulta aleccionador para países como los nuestros, consumistas y enajenados, conocer la experiencia del pueblo cubano, que ha sabido desarrollarse con dignidad, en medio de la mayor exclusión internacional de parte del imperio. El pueblo cubano merece nuestra admiración y respeto, pero en ese pueblo estoico están, sin duda, sus mujeres, llenas de coraje y tenacidad para defender la vida.

Durante el discurso del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Raúl Castro Ruz, en la “Conferencia de líderes globales sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres: un compromiso de acción”, presentado en  Nueva York, el  27 de septiembre recién pasado, el jefe de Estado se mostró muy preocupado por la violencia y la pobreza de genero en todo el mundo, así como por el bajo nivel alcanzado por las mujeres en el campo político y la toma de decisiones.

Con mucho orgullo destacó los adelantos en materia de género de su país, señalando algunos datos importantes: “la esperanza de vida al nacer de las cubanas es de 80.45 años; la tasa de mortalidad materna directa es solo de 21.4 por cada cien mil nacidos vivos, una de las más bajas del mundo; representan el 48% del total de las personas ocupadas en el sector estatal civil y el 46% de los altos cargos de dirección; el 78.5% del personal de salud, el 48% de los investigadores científicos y el 66.8% de la fuerza de mayor calificación técnica y profesional. Cursan, como promedio, 10.2 grados y son el 65.2% de los graduados en la educación superior. El 48.86% de nuestro Parlamento está formado por mujeres, lo que nos ubica como el segundo país del hemisferio americano, solo superado por Bolivia, y el cuarto en el mundo”. Sin embargo, concluyó el mandatario, “aún nos queda mucho por hacer. Trabajamos para seguir cambiando los patrones culturales, de forma que se comparta entre hombres y mujeres el cuidado de la familia y se continúe incrementando su presencia en los cargos decisorios a nivel gubernamental, por solo mencionar algunos aspectos”.

Una atinada conclusión en un escenario internacional como las Naciones Unidas donde se vislumbran 15 años más para alcanzar una igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.

*Coordinadora del Programa de Género de la Universidad Luterana Salvadoreña

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