Polarización política: ingobernabilidad y violencia

Mauricio Manzano

 

La polarización política es un proceso de diferenciación de la opinión pública en facciones o grupos opuestos. En este proceso una facción gana apoyo popular en detrimento de la facción contraria. La polarización extrema es la profundización de las diferencias ideológicas, políticas y económicas de grupos sociales en pugna. La polarización extrema reduce la influencia de las facciones moderadas y su agudización siempre lleva implícita la ingobernabilidad y la violencia.

 

El Salvador es un país históricamente polarizado, nos dividen religiones, equipos de futbol, intereses económicos, pandillas y maras. Pero una de las principales causas generadoras de polarización social en los últimos años es la agudización de los intereses políticos y económicos de las dos fuerzas políticas en contienda: ARENA y FMLN. Esta polarización política es una las causas principales de la violencia, ingobernabilidad e intolerancia y ha provocado una ruptura del equilibrio social.

 

Con la firma de los “acuerdos de paz” se puso fin al conflicto armado que dejó al menos 75 mil muertos. Se hicieron reformas al sistema judicial, al tribunal electoral, se creó una nueva Policía Nacional Civil. En materia económica uno de los compromisos más importantes fue la instalación del Foro de Concertación Económica y Social integrado por el sector laboral, gubernamental y empresarias con el objetivo de buscar el desarrollo económico del país. Todo indicaba que la nueva coyuntura que se abría apuntaba a una reconciliación social ¡un nuevo amanecer de armonía alumbraba El Salvador!

 

Sin embargo no fue así. La negociación no tocó los problemas estructurales, los “acuerdos de paz” enmudeció las armas pero no eliminó el conflicto social y las causas que lo activaron, como: la exclusión, la pobreza y la humillación abrumadora que sigue sufriendo el pueblo. Además, el pueblo quedó con nuevas heridas abiertas y sin ningún tratamiento da sanación y cicatrización. Por otra parte la clase política no diseñó estrategias orientadas a disminuir la polarización histórica del país en beneficio de una convivencia pacífica entre salvadoreños. Al contrario la lucha por el control del ejecutivo, incluso por controlar otros órganos del Estado, fue el nuevo objetivo, y para alcanzarlos no interesaban los medios a utilizar, lo que interesa es el fin.

 

Con el triunfo del FMLN en las elecciones presidenciales del 2009 se abre una nueva coyuntura política. Por una parte, el aparato político que los grandes empresarios que controlaban desde 1989, cedía a un partido político con intereses económicos opuestos, los grandes empresarios vieron amenazado su capital. Por otra parte, la cúpula que controla el partido político de “izquierda” emergía como una nueva clase empresarial, con negocios millonarios. Así las cosas, el problema central de la pugna entre estas dos fuerzas políticas tiene intereses económicos, pues ideológicamente son cercanos.

 

El 13 de marzo del 2014 el FMLN volvía a ganar en una segunda vuelta las elecciones presidenciales (aunque perdía correlación de fuerza en el legislativo). Esta escasa victoria por la diferencia de 6,364 votos revelaba, en primer lugar, que el país estaba dividido en dos facciones bien definidas y, en segundo lugar, el pueblo mandaba un mensaje a los partidos políticos a examinar y ejecutar políticas de consenso en relación con las diferentes fuerzas e instituciones sociales del país. Sin embargo, los partidos se han enfrascado en una serie de acusaciones reciprocas, el partido ARENA para desprestigiar y desgastar el gobierno y el FMLN ha sido ineficaz en la solución de los graves problemas de la nación.

 

Estas últimas elecciones del 2014 son claves para interpretar la situación actual. ARENA se ubicó como el partido con mayor número de diputados con 35 escaños, le sigue el FMLN con 31, GANA obtuvo 11 diputados. Esta correlación podía desatar varios escenarios:

 

Primero, que negociaran todo los proyectos en la Asamblea, segundo, el intento de comprar diputados para romper la correlación, tercero, que se pongan de acuerdo los dos partidos mayoritarios: ARENA Y FMLN, imposible. Cuarto, una posible presión de los organismos internacionales como el FMI, Banco Mundial o el BID: estos organismos pueden generar presión a través de sus diversas formas y obligar al Gobierno a eliminar gastos sociales, aumentar impuestos regresivos, acciones que afectarían la política social del gobierno. Un quinto, escenario consiste en el boicot del partido de derecha y su organización afines con el fin de desgastar políticamente al gobierno teniendo como telón las elecciones del 2018.

 

Este último escenario es el que vemos que se ha configurado. La práctica del partido ARENA de oponerse a casi todos los proyectos del Ejecutivo es evidente, aunado a esto la campaña poco ética de los grandes oligopolios de la información, al grado de llegar a sacar al unísono en primera plana un mismo titular. Asimismo, la campaña de oposición que mantienen de forma permanente las asociaciones de derecha.

 

Por lo tanto, una causa de la ruptura principal sobre la que se articula esta crisis de gobernabilidad y violencia es la polarización política de las dos fuerzas principales del país. Los patrones de competencia entre estas dos clases políticas varían no sólo en función de su número y estabilidad sino también a partir de la distancia ideológica [y económicas] entre ellos lo que dificulta la estrategia de cooperación y las de confrontación se vuelven más probables (Pineda, P, 2011).

 

Sin afirmar que la polarización política es la principal causa de ingobernabilidad y violencia en el país, se puede decir que es una de las principales. Hay intereses de crear una crisis en las instituciones políticas que lleva a la falta de gobernabilidad y de credibilidad, de convencer a la ciudadanía de que sus intereses, aspiraciones y valores no están siendo respondidos ni protegidos por el sistema y el régimen de gobierno de turno.

 

El conflicto y la inestabilidad social que vivimos no es un error, es producto de un plan previamente diseñado. Pero también es reflejo de la crisis de los paradigmas dominantes y la renuncia por parte del FMLN a trabajar en las causas generadoras de violencia. La polarización política no es fortuita y está generando violencia e ingobernabilidad que pueden concluir en experiencias desgarradoras.

 

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña

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