Cuando la política se convierte en un asunto comercial

Rubén Funez*

Los diputados, si me limito a la publicidad de las vallas publicitarias, se pueden agrupar del modo  que sigue: a) ARENA y el FMLN. En ARENA un poco más, en el FMLN un poco menos: se presentan dos tipos de candidatos; candidatos que podemos denominar como representantes de la vieja ortodoxia, de la linea dura del partido, y candidatos “jóvenes”, que no están tan quemados políticamente, que su candidatura puede salir barata al partido en la medida en la que los candidatos la asumen como su apuesta y, por lo tanto, muchos de los recursos pueden salir de su hacienda personal o familiar.

El aporte a sus respectivos partidos es grande: ambos partidos quieren trasmitir la impresión de que se están renovando al dejar entrar a sus pasillos húmedos, oscuros y descascarados gente nueva; gente, como dice uno de los candidatos a la alcaldía de San Salvador, con ideas nuevas. Es muy probable, por parte de estos candidatos jóvenes, que se trate de una inversión que se arriesga, en vista a un beneficio mayor: la posibilidad de quedar elegido por el departamento por el cual se han lanzado; pero se trata de una jugada estrictamente comercial que ha considerado muy cuidadosamente la relación costos-beneficios. Es una inversión y como toda inversión puede atraer ganancias, pero también acarrear pérdidas.

Los candidatos que representan la ortodoxia cumplen un doble papel: es un mensaje a la base dura de sus partidos, orientada básicamente a recordar que sus representantes históricos siguen representándolos en las luchas que se libran, tanto contra esta derecha recalcitrante, como contra esta izquierda trasnochada. Que ellos tienen todo el derecho histórico, derecho, al menos los representantes del FMLN, ganado metro a metro en el terreno de lucha, de presentarse como sus auténticos y legítimos representantes. La ortodoxia arenera se quiere presentar como los más experimentados y capaces para oponerse a estos comunistas, en otrora chavistas, hoy a saber con que sector del “comunismo internacional” los vinculan.

La impresión que de todos modos dejan es que ambos grupos se han afincado de tal modo a su curul, que a esta altura de su vida ya no saben hacer otra cosa y que además es rentable, muy rentable ser un padre de la patria. Al final se trata también de un asunto de dinero, de un buen empleo contratado por cinco años.

Los candidatos por parte de Gana y PCN también presentan esos dos grupos de candidatos: los de siempre, los que se desmembraron del árbol madre: ARENA, en el caso de Gana, tampoco dejan de generar la impresión de que este asunto de la política es ganancioso y un grupo de candidatos nuevos que coinciden con el perfil de los candidatos nuevos del PCN, gente hasta cierto punto “ingenua” que le han “ofrecido” la oportunidad de un posible empleo, mejor remunerado que al que hasta ahora tienen y   poseen  la convicción que no pierden nada lanzándose como candidatos y, que quita, puedan ser elegidos, dado que  su vida como ciudadanos y ciudadanas no tienen nada que ocultar. Se trata de gente  no negativa y ahora con la posibilidad de poder vivir mejor. Hay un sector de los candidatos por el PCN que intentan recordarles a sus correligionarios aquellos dorados tiempos de los 60 y 70 cuando la política se hacía de acuerdo a la disciplina militar.

Este es, a groso modo, la descripción de los actuales candidatos a la asamblea. Esta descripción no deja de acarrear una serie de consideraciones. La primera es que estamos asistiendo, hoy más claramente a una transformación de la política en una actividad comercial. Los antiguos ideales son cosas de metarrelatos, hoy lo que importa es si nos podemos lucrar realizando esta actividad o no.

La segunda, que puede deducirse de la primera, es justamente la crisis por la que atraviesa la política en una coyuntura como esta: da lo mismo que sean unos u otros los que lleguen al “poder legislativo”, a la larga lo único que buscan es el beneficio personal, la política ya no cumple esa función de organizar la sociedad en vistas a la transformación de la sociedad. Ha perdido la importancia crucial que tiene que detentar en la vida  democrática de los países.

La tercera que del mismo modo como existen empresas que son familiares, hoy los candidatos de antiguo abolengo, están promoviendo a sus propios hijos o familiares para que incursionen en esta carrera política que tan buenos resultados les ha generado a ellos.

Estando las cosas así, no es de extrañar que sectores poblacionales de la ciudad, vean con todo el escepticismo del mundo el modo de hacer política en nuestro país, con lo que perdemos una importante base en la lucha por un mundo más justo y más digno.

*Investigador y Catedrático de la ULS.

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