El aborto en El Salvador. Valoraciones
Armando Briñis Zambrano*
Mientras el pasado martes 23 de septiembre el anteproyecto de ley sobre aborto en España, iniciativa regresiva y discriminatoria, era retirado, en el caso de El Salvador, el 57% de las muertes de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años embarazadas es por suicidio, para no soportar la humillación o la cárcel.
A su vez el día 28 de este propio mes se celebró el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y Caribe, fecha señalada para denunciar que en esa región todavía hay otros seis países, además de El Salvador (Honduras, Nicaragua, Haití, República Dominicana, Surinam y Chile, donde la prohibición del aborto es total, sin excepciones, incluida en los casos de violación o aquellos en los que la vida de la madre corre peligro.
Como consecuencia de leyes tan restrictivas, las mujeres y las adolescentes se ven empujadas a abortos clandestinos e inseguros, o a llevar a término embarazos peligrosos que pueden acabar con sus vidas. En El Salvador, las que deciden interrumpir sus embarazos se enfrentan a penas de entre 2 y 8 años de cárcel, igual que las personas que les ayuden a hacerlo. Los profesionales médicos que se los practiquen, a penas de hasta doce años de prisión, por supuesto no es igual para las que por su posición económica viajan a otros países a practicarse un aborto, es la ley para las pobres, para las sin recursos.
Amnistía Internacional, publicó un informe sobre la situación en el país, señalando que las opciones son sólo dos: el estrago que supone un embarazo para algunas mujeres y niñas en determinadas situaciones o la cárcel, “La prohibición total del aborto en El Salvador obliga a mujeres y niñas a arriesgar su vida en secreto y condena a otras a décadas de prisión” dice el informe de Amnistía Internacional.
La persistente desigualdad de género en una sociedad patriarcal y machista, donde los estereotipos relegan a la mujer al papel de madre, trae consigo la violencia generalizada en un país donde casi la mitad de las mujeres han sufrido agresiones en el hogar y el 10% de ellas ha sido víctima de violencia sexual.
Cuando la falta de acceso a métodos anticonceptivos conducen a que El Salvador sea el país con la tasa más elevada de embarazos adolescentes, y la carencia de información con la que cuentan las mujeres y las niñas sobre salud reproductiva y sexual sea tan alarmante, arribamos a una sociedad en crisis galopante, especialmente cuando la mitad de las menores que se quedaron encintas en 2013 no deseaban el embarazo y cuando es producto de una violación, la posición en la que se encuentran las mujeres es devastadora, física, psíquica y emocionalmente.
En 2013, la Policía Nacional Civil (PNC) registró un total de 1.346 violaciones de mujeres y niñas. En casi los dos tercios de los casos la víctima tenía menos de 15 años y a la vez se le obliga a que continúe con su embarazo, so pena de ser condenada.
En todo el mundo mueren cada año 47.000 mujeres por abortos inseguros y otras 5 millones sufren incapacidades como consecuencia de esta situación. En El Salvador, en una perversa y cruel vuelta de tuerca más, las mujeres que sufren abortos espontáneos pueden ser condenadas hasta a 50 años de cárcel por homicidio agravado. Diferentes organizaciones de derechos humanos La organización de derechos humanos han identificado a 129 mujeres que fueron acusadas de aborto o de homicidio agravado entre enero de 2000 y abril de 2011.
A la vez se hace harto conocidas las 17 mujeres encarceladas por motivos relacionados con el embarazo que han agotado todos los recursos legales y para las cuales organizaciones de derechos humanos han presentado desde el pasado mes de abril una petición de indulto, sin resultados.
Como ellas hay cientos de mujeres salvadoreñas que se ven obligadas a elegir entre una vida que no quieren o una vida sin libertad; por esta violencia institucionalizada de la que el Estado de El Salvador es el máximo responsable, mientras, una sociedad dominada por el patriarcado y la violencia de género, se lava las manos después de tomar decisiones sobre el futuro de más de la mitad de sus habitantes.
Doctor en historia, investigador y docente de la Universidad Luterana Salvadoreña.