La investigación: más que un viaje a lo desconocido

David Quintana*

El ser humano en su insaciable búsqueda de conocer el universo, su relación e interacción con el mismo, a caminado en los albores de la historia desde una forma rudimentaria y/o acientífica, hasta alcanzar progresivamente elevados niveles de quehacer científico, partiendo del aporte del mundo griego, donde encontramos los primeros indicios del pensamiento científico, el cual trasciende a nuestra  era.

El interés por estudiar cada porción de la dinámica y cambiante realidad ha surgido en su mayoría a raíz de las necesidades primarias de la humanidad, muestra de ello lo constituyen los avances en la medicina, al haber hecho de la investigación el motor de desarrollo para bien y para mal de la sociedad. La cual vista desde su etimología, del  latín in (en) y vestigare: hallar, inquirir, indagar, seguir vestigios (Ander: 2000) en la búsqueda de entender parcialmente cada fragmento de la vida misma a dado la pauta para el uso de técnicas aparentemente tan simples pero al mismo tiempo complejas como la observación apoyándose en instrumentos muy propios de cada época.

Este continuo y dinámico esfuerzo por avanzar en el conocimiento, dio sus primeros pasos desde una perspectiva positivista en la lógica del análisis de objetos de estudio reduciendo el quehacer investigativo a “un proceso controlado que comporta y exige una permanente comprobación y contrastación empírica del hecho o fenómeno que se estudia” (Ander: 2000) Es decir, investigando todo aquello observable, objetivo, estático que pueda ser comprobado en una especie de mecanismo principal, propio de las consideradas Ciencias duras como la física y la matemática. Lo cual a partir de una serie de esfuerzo a mediados del siglo XIX se da apertura a una lógica cualitativa e interpretativa de los objetos de estudio, priorizando la búsqueda de significados en un contexto determinado.

Con la supremacía de las dos lógicas de estudio (cuantitativa y cualitativa) el avance de la ciencia se ha consolidado desde sus inicios bajo el concepto que “la investigación [es] una actividad humana orientada a descubrir algo desconocido teniendo su origen en la curiosidad innata de los hombres” (Sierra: 2001), siendo este el principal estimulo de la investigación científica, en la medida que investigar es “Un espíritu de permanente observación, curiosidad, indagación y crítica de la realidad” (Briñis: 2013) el cual no tiene límites más que la capacidad humana en el afán de ir más allá de lo visto, de pasar del mito, el dogma, la opinión y la creencia para llegar a la episteme de la mano con la ciencia. Ciencia que debe luchar incansablemente por“analizar, explicar, predecir y actuar (Sierra: 2001)

Para lograr tal propósito que va más allá de entender la investigación como algo que se reduce a descubrir algo, el investigador debe contar con “Una sólida formación general y un creciente dominio de los conocimientos sobre un área específica de la realidad” (Briñis: 2013) además de “una situación problemática” (Ander:2000) que se convierta en el génesis de la tarea investigativa orientada a dudar de todo lo dicho y lo no dicho a partir del interés, novedad y factibilidad que esto represente para el investigador con la plena finalidad de hacer avanzar cada una de las disciplinas y/o áreas del conocimiento.


En este sentido, es importante por una parte tener claridad que la investigación por muy humilde que sea no debe de carecer de rigurosidad pues lo que le da la validez  que necesita  y de igual manera tener en cuenta que la investigación no es una receta que funciona de la misma forma para todo objeto de estudio y donde precisamente el objeto mismo es el que determina la lógica de investigarse, las técnicas, los instrumentos, etc.

Para ello, una forma de generar claridad en el investigador de lo que quiere realizar con su trabajo investigativo este puede comenzar con “El establecimiento de los objetivos, del problema y de las hipótesis” (Briñis: 2013). Con los objetivos se establece los compromisos a alcanzar, con la formulación del problema se logra la claridad del objeto de investigación y con hipótesis se anticipan posibles respuestas al problema a fin de tener un hilo conductor que alumbre y guíe la elaboración del proyecto de investigación, acordes a las posibilidades mínimas del investigador.

En conclusión, la investigación es más que descubrir lo no visto, se trata de ver en lo que se nos presenta lo que se dice y lo que se esconde, si es que dice algo, se trata de ser observadores, escépticos, de todo, de todos y hasta de sí mismos para  definir y tomar una ruta desde un principio no aplicando una receta, sino siendo rigurosos en el inagotable mundo del quehacer de la investigación.

*Docente e investigador de la Universidad Luterana Salvadoreña

Referencias
Brinis, Armando (2013) Fundamentos Metodológicos de la Investigación Social. 1° Edición ULS Editores. San Salvador, El Salvador.
Sierra Bravo, Restituto (2001) Técnicas de Investigación Social. Teoría y ejercicios. 14° Edición. Madrid, España.
Ander, Ezequiel. (2000)   Métodos y Técnicas de la Investigación Social. ¿Como organizar el trabajo de Investigación? Editorial Lumen Humanitas, Buenos Aires

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