Las Mujeres en el Plan Cuscatlán (II Parte)
Fotografìa de dominio público, tomada de Flickr
II Parte
*Deysi Cheyne. Coordinadora de la Unidad de Género
y docente e investigadora
de la Universidad Luterana Salvadoreña
Una de las prioridades para las mujeres, en el Plan Cuscatlán, es el tema económico. Se reconoce de entrada que “poco o nada se ha logrado” en relación a la pobreza y exclusión en que viven las salvadoreñas, y al referirse a las niñas, destaca la imposibilidad de salir adelante sobre todo cuando son abusadas y convertidas en madres desde su adolescencia.
Nombrada como autonomía económica, el plan detalla los diferentes problemas que enfrentan las mujeres para su concreción: estar en su mayoría en la informalidad laboral y su consecuente dificultad para una jubilación; el reto de la igualdad distributiva, “que incluye la superación de la pobreza de las mujeres, tanto monetaria, como de tiempo; la igualdad salarial, el fin de la discriminación en el mercado laboral y de los sesgos y déficit en la protección social”.
Respecto al trabajo doméstico o de los cuidados, no remunerado, basado en la división sexual del trabajo, “en especial de las mujeres rurales, indígenas, campesinas y las que pertenecen a hogares con menores ingresos”, el plan lo considera como una deuda no saldada que por razones de justicia se tiene que cumplir y para ello se propone buscar mecanismos que garanticen la seguridad social y autonomía económica tales como: “seguro social, seguro de vida, AFP, acceso a bancas de apoyo financiero, capacitaciones en línea, descuentos en su movilidad”.
Concretamente, el Plan Cuscatlán asume una serie de medidas como “derechos económicos de las mujeres”, entre las que se destacan: “focalizar beneficios fiscales para mujeres jefas de hogar, como el Subsidio Universal para familias por cada hijo e hija que mantengan en el sistema educativo y que obtengan excelente rendimiento académico; el IVA diferenciado y acceso a créditos blandos para adquisición de vivienda; crear un Programa de Rehabilitación para mujeres privadas de libertad que garantice la reinserción a la sociedad; crear programas para fomentar y fortalecer el cooperativismo y asociatividad de mujeres del sector informal, que contribuyan a garantizar su autonomía económica; desarrollar y fortalecer los programas que promuevan el acceso a recursos y/o créditos a bajos intereses para las mujeres productoras de El Salvador, y asegurar la creación de un fondo de garantía crediticia para mujeres emprendedoras; establecer un programa permanente de capacitación vocacional para mujeres a nivel de municipios, incluyendo localidades medianas y pequeñas, en coordinación con los gobiernos locales, creando incubadoras de emprendimientos para madres solteras en cada departamento; mejorar las condiciones para el acceso a empleo remunerado y el cumplimiento de garantías y derechos laborales para las mujeres; crear una bolsa de empleo para las mujeres, en el sector de la economía del cuidado, en coordinación con las organizaciones de mujeres de los municipios; dar impulso a la ratificación del convenio 189 de la OIT, facilitando las modificaciones al Código de Trabajo, para garantizar los derechos laborales de las trabajadoras del hogar: regulación del contrato verbal o escrito, salario digno, la incorporación al sistema de pensiones; impulsar programas para incorporar a las mujeres al mercado laboral, en condiciones de igualdad y no discriminación, garantizando el cumplimiento de los derechos laborales y seguridad social”.
El nuevo gobierno, por otro lado, se compromete a dar continuidad y “mejorar” el programa de Ciudad Mujer; desarrollar programas de “promoción y acceso de adolescentes, mujeres y hombres, a oficios no tradicionales, desde una perspectiva de ampliación, flexibilización y diversificación de la vocación de oficios y profesiones” y “crear un Programa Nacional dedicado al descubrimiento del talento femenino en campos como tecnología, artes, ciencias y deportes para garantizar la igualdad de género”.
Sin duda, todas estas propuestas tienen como marco el plan económico que constituye “uno de los pilares principales” del plan del gobierno de Bukele, el cual pretende crear “las condiciones necesarias para el desarrollo económico y social”.
De acuerdo a la economista feminista, Julia Evelyn Martínez, esta nueva propuesta económica, no se distancia del modelo neoliberal; implementado desde finales de la década de los 80: “las ganancias seguirán en manos de pocos y las oportunidades serán mayores para el gran capital, como ha sido en las últimas 3 décadas”, sostuvo en una entrevista.
Conclusión
Una mirada de género a las propuestas económicas para las mujeres de parte del nuevo gobierno, indicaría una serie de medidas paliativas con discriminación positiva, pensadas en su mayoría para apoyar a sectores femeninos empobrecidos para quienes se destinan fondos que mitiguen la pobreza y la exclusión.
Si el plan económico, en su conjunto, no logra expresar una perspectiva clara de género que identifique las estrategias para beneficiar con equidad a las mujeres y hombres, haciendo una distribución de la riqueza más justa socialmente y genéricamente; entonces se estaría repitiendo el mismo modelo asistencialista, donde las mujeres son vistas como beneficiarias de pequeños proyectos o programas puntuales y no como sujetos sociales, económicos y políticos que aportan al desarrollo de toda la sociedad.
Es un gran reto, sin duda, para el nuevo gobierno, el diseño de las nuevas políticas públicas con enfoque de género, tal como se señala en la introducción del documento. Si el modelo neoliberal se mantiene intacto en la nueva administración, tengo la certeza de que no habrá mucho espacio para mayor equidad, ni para las mujeres ni para los hombres más excluidos de nuestro país.
Técnicamente, lo más adecuado es iniciar la nueva gestión con un proceso de evaluación de todos los programas existentes para las mujeres, enfatizando en sus resultados e impactos en la vida de las mujeres, valorando las inversiones realizadas y los logros alcanzados.
El mayor reto, sin embargo, seguirá estando en los distintos movimientos de mujeres existentes, que tendrán como una meta del momento, encontrar espacios comunes para la reflexión y la lucha, que permita el fortalecimiento de su fuerza política y social, única garante para ser escuchadas.
1. Citado de Bárcena, Alicia., Prado, Antonio, et al. «Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible». En XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe (CEPAL, 2016). https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40633/S1601248_es.pdf
2. Diario La Página, tomado de https://www.lapagina.com.sv/nacionales/el-plan-cuscatlan-es-tan-neoliberal-como-lo-han-sido-los-de-todos-los-gobiernos-desde-1989/
San Salvador, 19 de marzo del 2019.