Los alcances y los desalcances de la visita de Obama a Cuba

Armando Briñis Zambrano

 

Más allá de lo coyuntural o anecdótico, la importancia de esta visita radica en la posibilidad de establecer un precedente respecto a los patrones políticos de lo que constituye un momento único en la historia de las relaciones entre los dos países. Momento único y diferente.

Hace 98 años un Presidente estadounidense, el único viajó a Cuba, lo hizo en los marcos de la sumisión total de la isla a los dictados estadounidenses. Evidentemente hoy es bien diferente.

Tampoco será el resultado del grado de amistad alcanzado. Ambos gobiernos han resaltado sus diferencias casi abismales y el propio Obama ha dicho claramente que su política hacia Cuba es solo un cambio de método, con vista a modificar el régimen existente en el país. No abruptamente, pero cambio con todo lo que lleva implícito y explicito.

Entonces, si la visita no es un resultado de la pasada dependencia y menos de una real de la amistad ¿Por qué entonces se produce la visita y qué debemos esperar de ella?

Debemos estar claros, no será una visita exenta de contradicciones. Una de las intenciones de Obama, según han declarado sus voceros (Rodhes), será reunirse con la llamada “disidencia” interna y estimular estas corrientes, lo que es considerado por muchos una injerencia en los asuntos internos de la parte cubana.

Cualquier cosa que haga Obama en este sentido, con seguridad acaparará la atención de la prensa internacional, oligopólica y anticubana en sus entrañas, a pesar de que los propios gobernantes norteamericanos son conscientes de que ello tiene un valor más simbólico que práctico, dadas las características de estos grupos, su escaso impacto en la sociedad cubana, incluso su disfuncionalidad respecto a la proyección de la nueva política de Estados Unidos hacia Cuba.

No obstante, para el presidente, condicionado por el proceso electoral a las puertas y que se desarrolla en su país, los gestos favorables hacia estos grupos constituyen un blindaje frente a la crítica de sus adversarios, que le achacan ser demasiado “blando” en su política hacia Cuba. Este punto es bien importante, Obama siempre estará condicionado a la política interna estadounidense.

Más importante para Obama sería tratar de consolidar lo alcanzado en el proceso negociador desarrollado entre los dos países y avanzar en áreas que promuevan la posible irreversibilidad de lo acontecido, y de paso el transitar del Presidente estadounidense a la historia, en tanto ello constituye uno de los legados principales de su administración y su política hacia Cuba ha tenido gran aceptación dentro y fuera de Estados Unidos, reportando beneficios políticos que el presidente tratará de explotar al máximo.

Demos por descontado que los dos reclamos básicos de Cuba, de su pueblo, dígase el fin del bloqueo económico y la devolución de la Base Naval de Guantánamo, no tendrán solución durante la visita. Si todavía permanecen los presos por supuestos actos terroristas en el territorio ocupado ilegalmente y contra la voluntad de un pueblo, menos puede retirar sus tropas acantonadas en la base. El bloqueo por otra parte depende del congreso, por lo menos legalmente.

Tampoco la parte estadounidense ha dado señales de estar dispuesta a avanzar en los desacuerdos sobre el tema migratorio, a pesar de que la interpretación de pie seco/pie mojado, mediante la cual se valida el ingreso ilegal de inmigrantes cubanos al territorio norteamericano, ha sido motivo de sonados conflictos internacionales recientemente y objeto de crítica por diversos sectores de la propia sociedad norteamericana. No digamos de los pueblos centroamericanos que ven como algo increíble que los migrantes cubanos tengan derechos impensados para ellos.

Sin embargo, el presidente estadounidense tiene facultades para avanzar en otras áreas y ya ha sido anunciado que, previo a la visita, el gobierno norteamericano emitirá nuevas regulaciones que facilitarán los viajes de los ciudadanos de ese país a Cuba, así como las relaciones financieras, al permitir el uso del dólar en las transacciones cubanas. Sin que seamos miopes de que de adoptarse con la amplitud requerida y sin falsos pretextos, sería un importante paso de avance en la implementación de la nueva política, teniendo en cuenta que hoy constituyen un freno para su materialización práctica.

Para la Revolución Cubana, el nuevo escenario de las relaciones con Estados Unidos contribuye a la estabilidad que requiere su propio proceso de reformas políticas y económicas y su inserción, en mejores condiciones, en el mercado mundial global. No digamos el reconocimiento de su enemigo histórico.

En este sentido, la visita de Obama tiene un valor simbólico más que relevante, en este caso significa reconocer la legitimidad del gobierno cubano y avanzar en relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo, lo que ha sido un objetivo histórico de la Revolución Cubana.

También es una muestra de solidez política interna, que permite asumir la visita del presidente norteamericano sin que ello altere el rumbo de las decisiones propias y la soberanía e independencia del país, cualquiera sean las intenciones y acciones del mandatario estadounidense. Es de esperar, por tanto, que Obama cuente con la libertad requerida para realizar sus actividades en Cuba y que éstas sean ampliamente difundidas. Asumimos que el objetivo del presidente estadounidense tampoco es viajar en plan de provocador, sería poco ético para la potencia más poderosa del mundo.

Lo increíble, o por lo menos lo no común en este mundo globalizado, es que se discute de todo, estando en desacuerdo en casi todo, y aún así, encontrar áreas de interés común que beneficien a ambos países, dando paso a lo que pudiéramos denominar una convivencia pacifica entre contrarios que nunca serán amigos, lo cual se constituye, en ejemplo para el orden internacional vigente; aun cuando Estados Unidos continua prácticas de intervención abierta en el mundo y en América Latina, como es el caso de Venezuela

Obama de visita en Cuba no recibirá muestras de rechazo popular –quien lo dude no conoce al pueblo cubano–, en el Estadio Latinoamericano, en el Coloso del Cerro, cuando jueguen la selección de béisbol cubano contra el profesional de Tampa oiremos aplausos; pero tampoco será recibido como un héroe, como esperan algunos que de igual manera no conocen a los cubanos, no nos conocen.

 

Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña

 

Deja un comentario